Sunday, February 25, 2007

Party with brits

De nuevo, me tomé más de un mes para postear. La verdad es que anduve con problemas técnicos que, junto con mi habitual vagancia, me impidieron postear antes. Este post va dedicado, por así decirlo, a toda la gente con la que estuve en Tunez, que me hicieron pasar muy buenos momentos. Esa gente que está en esta foto junto a mi.
La idea de ir a Tunez le surgió a mi viejo porque es un lugar bastante barato y muy turístico para los europeos. En ese momento estábamos, mi viejo, Irina (su mujer), Vlad (hijo de Irina, el que está al lado mío en la foto), mi primo Fabio (el que está en el medio sosteniendo la pipa del nargileh) y yo (el primero de la izquierda), que partimos hacia ese destino que sonaba tan exótico. Sonaba exótico porque era Africa, y para la mayoría de nosotros era la primera vez que pisábamos el, denominado, continente negro. Fuimos para fin de año, esperando un hotel cuatro estrellas con una cena de fin de año memorable y, lo mejor de todo, con todo incluído (que en realidad nunca es literal). Lo cierto es que ese no fue el caso. El hotel resultó ser un hotel viejo, que no tenía las estrellas que decía tener, y la cena de fin de año bien podría ser olvidada.

Por cuestiones del destino, el hotel estaba plagado de gente de las islas británicas, un grupo grande de irlandeses y varios ingleses. Esa misma noche de año nuevo, más precisamente a la 01:00hs (hora de Tunez) los británicos se pusieron a festejar año nuevo en su tierra natal (donde hay una hora de diferencia) y se encontraron con que el bar había dejado de ofrecer servicio y que normalmente el servicio era hasta las 00:00hs (so much for the all inclusive). Buscando algún lugar donde beber algo, entablamos conversación con los británicos que, dado el acento (forjado por años de secundaria y universidad, respectivamente, de origen norteamericano) de Vlad y Fabio, nos confundieron con nativos de USA, hasta que aclaramos un poco nuestros orígenes. Esa noche terminó bien, pero sin ser muy memorable.

Al día siguiente Vlad se compró un nargileh (el artefacto extraño que se ve en la foto) y esa misma noche luego de que cerrara el bar llevamos el nargileh al lobby para estrenarlo con nuestros amigos británicos. Gracias a los empleados del hotel, que lograron armar bien el nargileh, nos pusimos todos a fumar de ahí mientras comentábamos de nuestras vidas, la compleja relación familiar que nos une a Vlad, Fabio y a mi, y los difusos orígenes del primero. Así conocimos a Joanne (rubia a la derecha de Fabio), sus hijos Danny (encima de Joanne) y Mathew (a la derecha de Vlad) y su novio Craig (arriba, a la derecha de Mathew), residentes de Middlesbrough. Luego de que esta encatadora familia se mudase a sus aposentos, conocimos a Raymond (el de más a la derecha) y a su esposa cuyo nombre nunca averiguamos (a la izquierda de Fabio), él escocés, ella inglesa, residentes de York.

Con esta gente pasamos todas las noches siguientes, entre nargileh y cerveza y realmente hicieron de ese viaje uno inolvidable. Por eso a ellos, y a Vlad y Fabio, les dedico este post aunque no puedan leerlo porque está en castellano.